((((@)))) El ojO del Camaleón.

Los papeles se pierden, el disco duro corre el riesgo de infectarse con algún virus. Algo peor y bueno a la vez, las ideas se reproducen en la mente como roedores. Y -sin importar lo interesantes que pueden ser- son reemplazadas por otras y relegadas al olvido en cuestión de segundos. Antes de que todo esto pueda acontecer, emplearé este blog.

martes, enero 31, 2006

PERIODISMO

Las muertes de Manuel y de su madre tenían todo para ser portada de varios periódicos, ‘la pepa del día’. En efecto, así fue.
Datos iniciales: de origen chino, llegó al Perú aún niño con su madre y sus dos hermanas, 21 años, hábil en negocios. No le iba mal… era el único de su promoción de colegio que compró un carro nuevo por sus propios medios.
Abril, 2001: Una noche, lo visitan un antiguo guachimán y el ex cocinero del chifa del que ‘Chino Manuel’ era dueño. Entran al negocio, piden un plato. Esperan a que no haya más clientes, siguen comiendo, eran de confianza. Minutos después terminarían con la vida de madre e hijo empleando un tubo de hierro y maldad descarriada. Luego, uno se entregaría a la policía y delataría a su cómplice. Entregaron el dinero robado casi completo.
Desde entonces, mi grupo de cinco mejores amigos es de cuatro. Manuel se fue aquella madrugada. No es mentira cuando dicen que cuando se muere alguien querido es como si te quiaran un brazo o una pierna, jamás volverás a ser el mismo.
Al día siguiente, kioscos decorados con titulares del tipo “¡Venganza de la mafia china!”. En el velatorio, reporteros pugnaban por entrar vía empujones y frases como “soy su amigo”. Preguntas vociferadas al pie de los ataúdes: ¿Era una buena persona? ¿Usted es la hermana, cómo se siente? ¿Era mafioso? Muchos reaccionamos con empujones e insultos. Para los que lo conocíamos casi desde que llegó al Perú, lo más vil que le descubrimos al ‘Chino’ fueron sus torpes intentos de copiarse en exámenes escolares o pasarse una luz roja de puro despistado.

Diciembre, 2005: llegan los cuerpos de cuatro policías asesinados en la selva. Años atrás, la pasión y una promesa pudieron más que la decepción que generó la experiencia contada líneas arriba. Llevo dos meses en el ejercicio periodístico. Cosas de la vida, me asignan los cuatro casos. Preguntar a los familiares, averiguar, hurgar, saber todo de cada uno de los asesinados, cómo eran, cuántos huérfanos dejan. Asistir a los velorios y funerales.
Inevitable evocar la imagen de los coleguitas que hace cuatro años, con torpezas, alimentaron la imagen que muchos tienen del periodista. Entrometido, inoportuno. Puede ser, pero se puede optar por la amabilidad, la cortesía, preguntas y condolencias más sinceras que nunca. No arrollar, respetar el dolor ajeno. Los familiares cooperaron, no hubo mayor problema. Recogí la información necesaria y alguna extra. Puesta en práctica la lección más dura, por fin sentí paz.


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martes, enero 03, 2006

El niño y la ciega

En el cine de la avenida Tacna están proyectando El niño y la ciega. Sí, es una película india, made in Bollywood.
Me dio risa el nombre. Más cuando recordé que alguien me dijo "deja de afanarla* como si fueras un chibolo** (...) además, ¿esa wona es ciega o qué para no darse cuenta?, debería poner de su parte y...".
Casi a diario paso en combi frente a aquel cine viejísimo. Es inevitable esbozar una sonrisa, pensar algo al respecto y mutar las ideas del momento a unas más productivas y menos lamentativas.
Como toda película, El niño y la ciega saldrá de la cartelera pronto. Como toda película india que se proyecta en mi ciudad, jamás volverá a ocupar panel de cine alguno.


*afanar es sinónimo vulgar de cortejar o enamorar.
**chibolo es sinónimo de niño en el lenguaje popular peruano.