((((@)))) El ojO del Camaleón.

Los papeles se pierden, el disco duro corre el riesgo de infectarse con algún virus. Algo peor y bueno a la vez, las ideas se reproducen en la mente como roedores. Y -sin importar lo interesantes que pueden ser- son reemplazadas por otras y relegadas al olvido en cuestión de segundos. Antes de que todo esto pueda acontecer, emplearé este blog.

domingo, noviembre 26, 2006

LA VIDA ... "เฮอเบิร์ด"... SIGUE...

Mentiría si digo que siempre quise ser periodista. aprender a leer cumplidos los cuatro años fue una señal, creo, de que navegaría mejor sobre las letras que en medio de los tempestuosos números. Y el tiempo me dio la razón. Luego quise ser de todo -la típica del chibolo- acaso porque hice de todo un poco también: trabajar en tiendas, criar chanchos, vacas, pollos, hacer quesos... quise ser el primer jugador peruano en las Grandes Ligas de Béisbol, elprimer jinete peruano de los toros coleados y miles de cosas más, propias del llano venezolano, donde pasé parte de mi niñez y pubertad, a unos cuantos pueblos del Sabaneta, donde nació el presidente Hugorila. Ayudar en la reparación de refrigeradoras y aires acondicionados, hacer una obra de teatro fallida, viajar todo lo posible por mi país adoptivo, de regreso probé ser futbolista, etc. ... en fin... en realidad es poco. El listado es mucho mayor en otras vidas más entretenidas, pero volvamos. Estaba en que lo de periodista no fue de siempre.

Es más, entré a la universidad inscrito en Economía. "Si mis papás pudieron, por qué yo no", dijo un "yo" fanático de Trainspotting, lector de Bryce Echenique, Poe y los poetas malditos. Decidí que era suficiente de Keynes y sus amigos a la mitad del segundo semestre. Tras la caída a un limbo existencial-vocacional de un año, opté por la Facultad de Comunicaciones. Ya era un avance, escoger la carrera vendría luego. Al final hice una carta en la que pedía mi cambio a Periodismo. (Merece explicarse que en donde estudié, el alumno tiene el último chance para cambiarse de profesión a estudiar al segundo año, antes de llevar cursos de la carrera escogida). Pero siempre Comunicación Audiovisual me hacía guiños. El más salamero se dio cuando un cortometraje que produje, cuyo guión escribí basándome en una idea propia, y donde hice de camarógrafo, ganó un premio en el primer año de Facultad (tercer año de estudios)y fue el único que compitió con trabajos de semestres más avanzados en otras categorías, las más importantes de toda premiación. Acostumbrado a no ganar nada, fue una obligación pensar en ciertas afinidades. Quien dirigió "¡Por favor!, ¡no pises a Raúl Porras!" (así se llamaba el corto) ahora ha montado obras de teatro en La Plaza Usil y otros teatros grandes de Lima y ha secuestrado el video original en alguna parte de su casa para siempre.

Traigo a colación este recuento de cómo llegué al periodismo porque dejé el lugar en donde di los primeros pasos fuera de la cuna universitaria. Es inevitable sentir que uno sale del nido, la misma sensación que se ha repetido dos veces este año que se nos va, en el que también acabé la carrera. Fue ese lugar en donde sí me di cuenta que haría lo posible por seguir siendo periodista. Digo "lo posible" porque, al igual que en el pasado (como me he podido dar cuenta al escribir estas líneas y me imagino que tú/usted también al leerlas) hay otros planes que me interesan, posibilidades que me atraen para hacer realidad. Vamos, otras ramas a las cuales puedo saltar.

Un año en el ajetreo de la sala de redacción de un diario, donde vi "lo que se debe y no se debe hacer", como dijo al final uno de mis jefes. Donde todos los dias pude hacer lo que más disfruto y donde precisamente lo descubrí. La sensación de aprendizaje se dio desde el primer minuto hasta el último que estuve ahi. Los amigos entrañables, otro tema.

Hoy, en un lugar totalmente distinto, una radio, veremos qué otros rumbos depararán al "yo" que ha visto en su biblioteca los viejos libros, se acaba de bajar Trainspotting (luego de tres días de tensa espera) y se presta a recordar viejas épocas.