Hace unos a;os, la ciudad de Reading fue catalogada como la ciudad peque;a mas peligrosa de los Estados Unidos. Hoy solo se habla de vez en cuando de esa adjetivacion, aunque es comun ver en el lado sur a vendedores de drogas, prostitutas y ladrones. De vez en cuando los pajaros se mueven del arbol seco adyacente a mi casa por un disparo o dos. Es que hemos alquilado un peque;o departamento en la calle 9 del sur de Reading. Un cuarto, sala, ba;o, cocina. Agua Caliente, calefaccion, gas y agua gratis.
La 325 de la South 9th Street alberga es una estrecha fachada de madera. Tiene tres pisos y un departamente en cada uno. En el tercer piso vive una familia de americanos. Ellos me repitieron lo que muchos ya habian dicho: la mayoria de americanos que seguimos en Reading es porque no tenemos dinero para irnos a otro lado. Y les creo. Es dificil que quepan los esposos, sus dos ni;os y su perro (muy parecido al de El Narrador de Cuentos). A ellos los conocimos accidentalmente, cuando Jeremy, uno de los tres peruanos recien mudados, se corto la mano al romersele un espejo. Al consultarle por curitas y alcohol, Lara, la madre, nos dio dos cremas y decenas de vendas. Es que tengo dos ni;os, en mi casa sobran. Y los dos ninitos nos miraban extranados. Son resultado del amor entre su madre blanca y su padre negro.
En el segundo piso vive un matrimonio dominicano. Una vez nos encontramos en la puerta. Recien han llegado a los Estados Unidos y su union como familia esta a prueba. Walter, el padre, nos dice que en Rep Dom no tenia trabajo y se la pasaba de juerga en juerga. Hoy se ha convertido a la Iglesia, a la que deberiamos ir, el nos invita, y trabaja doce horas. Sus ni;os estan aprendiendo el ingles y su esposa esta buscando trabajo. Tiene dos ni;os a los que les gusta correr seguido. Los pasos que es oyen hasta de madrugada delata su hiperactividad y la necesidad de un parque en sus ratos libres.
En el primero piso viven los peruanos. Tienen planeado ir a Philadelphia, la ciudad misma, en unos dias. Simplemente cuentan con un colchon inflable y sus maletas. Tan solo uno se ha comprado un plato de porcelana y cubiertos de metal. Los otros dos prefieren coger unos platos del trabajo (un food court) y ahi ponen la comida. Uno es el que se consiguio un carro y hace el transporte. Aunque con miedo porque no tiene licencia. Los tres dijimos alguna vez "manya, las peliculas no enga;aban tanto".
