((((@)))) El ojO del Camaleón.

Los papeles se pierden, el disco duro corre el riesgo de infectarse con algún virus. Algo peor y bueno a la vez, las ideas se reproducen en la mente como roedores. Y -sin importar lo interesantes que pueden ser- son reemplazadas por otras y relegadas al olvido en cuestión de segundos. Antes de que todo esto pueda acontecer, emplearé este blog.

lunes, mayo 22, 2006

EL DEBATE EN LAS CALLES ALEDAÑAS


ALAN GARCÍA-OLLANTA HUMALA.LO DE AFUERA PARA ENTENDER LO DE ADENTRO

Ollanta Humala empezó el debate no solo tarde, sino mintiendo. Y justo sobre los motivos de su tardanza.
Aunque lógico, hay que resaltarlo: Al que miente se le llama mentiroso. Humala sería un mentiroso descarado y ha dado muestra, una vez más, de que para él el fin justifica los medios y que le importa poco o nada la ciudadanía: nos puede mentir cuando él quiere.


El también conocido en su época militar como Capitán Carlos, se bajó de su auto tres cuadras antes de la puerta por la que él y Alan García debería ingresar. Este último lo hizo quince minutos antes de las 8 de la noche, hora en que todas las señales televisivas del país transmitirían el evento.

Ollanta Humala llegó cinco minutos antes, pero no ingresó directamente al museo de Arqueología, donde sería el debate. Se bajó en una esquina, tres cuadras antes, recordemos, y la prensa lo vió. Obvio, lo seguiría. Él optó por entrar a una fuente de soda y comprar una botella de agua mineral. Se la tomaría y trataría de salir. Seguiría caminando, con cierta obstrucción por parte de los reporteros, seguro que sí. Pararía en cada casa a saludar a los niños y a los padres de familia. "Que no jodan, que esperen", habrá murmurado Ollanta para sí mismo.

No hubo seguidor aprista alguno que le obstruyera el paso. "Algunos manifestantes apristas me retuvieron en el camino", diría frente a las cámaras, ya en el debate. Ellos, los apristas estarían agrupados en un solo lugar, fuera del cerco policial. Los humalistas por su lado, rompieron flashes, micrófonos, agredieron periodistas. Trataron de burlar el cerco policial en todas las partes posibles y al final algunos lo lograron. Así fue que, en las puertas del museo, finalizado el debate le gritarían a los periodistas "vendidos, conchasumades, hijos de puta, van a ver cuando lleguemos al poder, a ver si van a ser tan hocicones".

No era una reacción espontánea, más bien premeditada: Daniel Abugattás, virtual congresista electo por el humalismo, dirigiría al grupo de upepistas/matones que agredirían a Janet Mori (Panamericana Televisión), Yanina Patricio (diario La República), Enrique Cúneo (diario El Comercio) y a otros periodistas más en pleno cumplimiento de su labor. Con la intención de intimidar a la Policía diría por teléfono frente a algunos efectivos: "General, estos solo dejan entrar a los rosquetes de los apristas y a nosotros no, qué tal concha". Un examen toxicológico y psiquiátrico a Abugattás, tendría todo el tino que él ha demostrado no tener a lo largo de la campaña.

No se extrañará mucho a Alfredo Gonzáles ni a Jorge Mufarech en este nuevo congreso: Daniel Abugattás es la reencarnación de ambos congresistas de malas mañas en un solo cuerpo. ¡Qué desgracia!

Los apristas, por su parte fueron más ordenados. Me siento incómodo al escribir a su favor, pero hay que reconocer que el orden proyectado en el discurso de Alan García se hizo presente también en sus seguidores. Sin grescas al estilo humalista, estuvieron aglomerados en un solo lugar.

Saque sus cunclusiones.

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